Actividad física saludable

Actividad física saludable

Nuestro cuerpo está hecho para el movimiento, es una de las funciones más básicas y esenciales de los humanos que ha sido un elemento fundamental para la supervivencia humana por miles de años; el cuerpo está diseñado para altos niveles de actividad física. Sin embargo, recientemente ha habido una rápida disminución de la necesidad de movimiento en la vida cotidiana de muchas personas.
El movimiento, la actividad física y el ejercicio ofrecen estímulos esenciales para las funciones del cuerpo. Sin esos estímulos el cuerpo se debilita y está en mayor riesgo de enfermedades graves. Los síntomas acompañantes de la inactividad reducen tanto la capacidad de trabajar como la calidad de vida. Afortunadamente existen maneras de aumentar la actividad física saludable en beneficio de todos y el lugar de trabajo, justamente, puede ser un buen lugar para comenzar. 

Cierta parte de la población está siendo cada vez más inactiva físicamente, al realizar trabajos sedentarios y tener menos posibilidades de realizar actividades físicas por salud o por recreación. Como resultado hay más enfermedades, mayores costos de atención médica y menos productividad. Ello representa una carga creciente para todas las partes: los trabajadores, sus familias, los empleadores y la sociedad.



Para considerar la falta de actividad física


La actividad física se define como cualquier movimiento corporal, producido por la contracción de músculos que aumente considerablemente el ritmo cardíaco y el gasto de energía. Esta sección examina definiciones de distintos tipos de actividad (o inactividad) física y muestra cómo, a veces, pueden ser útiles para propósitos diferentes. 

La inactividad física puede ser absoluta, como en el reposo absoluto (en posición horizontal), o puede consistir en una actividad muy baja, con un uso ligero e infrecuente de los músculos.
La falta de actividad física o la actividad física insuficiente se refiere a la actividad física demasiado liviana, breve o infrecuente como para proporcionar suficiente estímulo al cuerpo para que mantenga su estructura y sus funciones normales. En ese sentido, las distintas partes y funciones del cuerpo requieren diferentes cantidades de estímulo. De igual manera, las necesidades varían de una persona a otra. Por ejemplo, los trabajadores jóvenes y en buena condición física precisan de un nivel y tipo de ejercicio saludable, distinto del que requieren los trabajadores de más edad. Además, alguien muy inactivo verá grandes beneficios con poca actividad, mientras que quien ya esté muy activo necesitará más, para obtener una diferencia significativa.
Los hábitos de vida sedentaria consisten en estar sentado o permanecer inactivo la mayor parte del tiempo, en casa o en el trabajo. La mecanización en el trabajo y la televisión en casa han hecho que la vida de muchas personas sea más sedentaria.
La actividad física realizada en el cumplimiento de las funciones laborales se considera parte del trabajo. Actualmente muchos trabajos son en gran medida sedentarios, mientras que otros demandan demasiada actividad física y pueden llevar a accidentes y enfermedades.
Las actividades físicas en el tiempo libre son aquellas que se hacen fuera de la jornada de trabajo, por intereses y necesidades personales. Pueden realizarse de manera sistemática como ejercicio, o más esporádicamente y por recreación, como caminar, cuidar el jardín, bailar, etc.
Las actividades físicas que forman parte de los hábitos de vida, se refieren a actividades físicas de la vida cotidiana, como las tareas domésticas, caminar e ir en bicicleta al trabajo, o a hacer cosas pendientes, o usar las escaleras en lugar del elevador.
Ejercicio se refiere a sesiones planificadas de actividad física, normalmente realizadas con el fin de estar en buena condición o mantener la salud.
El entrenamiento es una manera planificada, estructurada y repetitiva de practicar actividades físicas con disciplina.

La ejercitación aeróbica o de resistencia involucra grupos de músculos grandes en actividades dinámicas en niveles moderados o vigorosos, pero no máximos, de esfuerzo; lo cual deriva en aumentos considerables del pulso cardiaco y del gasto energético. La participación regular en actividades aeróbicas produce mejoras en el funcionamiento del corazón y el sistema circulatorio, los pulmones, músculos y la resistencia. Ello deriva en una mayor capacidad para realizar trabajo entre moderado e intenso por periodos prolongados, cuando se requiera. La participación regular en actividad física aeróbica por varios años disminuye el riesgo de muchas enfermedades crónicas, especialmente la cardiopatía coronaria, los derrames, la diabetes y algunos cánceres.
El entrenamiento de resistencia o de fuerza consiste en ejercicios que al demandar un uso moderado o elevado de la fuerza o la potencia muscular, aumentan la fuerza, la potencia o la resistencia de los músculos entrenados, dependiendo de las características del programa de entrenamiento.
Los deportes incluyen un gran número de actividades que se practican conforme a reglas definidas, que incluyen medición del rendimiento y, por lo general, aspectos competitivos. El entrenamiento serio para los deportes tradicionales es una manera muy sistemática de ejercitarse. En muchos países la palabra “deporte” se usa de manera que significa lo mismo que actividad física recreativa. El término “deporte para todos” se suele usar para referirse a las actividades físicas o el ejercicio por motivos de salud, para mantenerse en forma y en busca del bienestar, sin carácter competitivo, abiertos a todas las personas.
La buena condición física se mide evaluando la capacidad de desempeñar distintas formas de actividad física. Tradicionalmente el enfoque ha sido considerar la condición física en función del desempeño, midiendo atributos importantes comunes a varios tipos de desempeño físico.
Un nivel suficiente de condición física implica que la persona pueda desempeñar tareas cotidianas con vigor y en estado de alerta, sin fatiga indebida y con bastante energía para disfrutar el tiempo libre y responder a las emergencias imprevistas.
La condición física y su relación con la salud han ganado mucho interés recientemente. Se refiere a los atributos que están claramente relacionados con distintos aspectos de la salud que aparecen en el recuadro y en los que puede influir la actividad física regular. Medir la condición física permite evaluar el estado de salud y saber si hay necesidad de intervenir.

Recomendaciones sobre la actividad física


  • Todas las personas mayores de 2 años deben acumular al menos 30 minutos de actividad física de resistencia de, por lo menos, intensidad moderada, la mayoría de los cuales se practiquen preferiblemente todos los días de la semana.
  • Agregar tiempo a la actividad física de intensidad moderada, o reemplazarla con actividad más vigorosa, trae beneficios adicionales de salud y de funcionalidad.
  • Las personas que tienen enfermedad cardiovascular, diabetes u otros problemas crónicos de salud y que deseen aumentar su actividad física deben ser evaluadas por un médico y deben tener un programa de ejercicio apropiado para su estatus clínico.
  • Los hombres anteriormente inactivos de más de 40 años de edad, las mujeres de más de 50 años de edad y las personas con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular deben consultar a un médico antes de iniciar un programa de actividad física vigorosa al que no estén acostumbrados.
  • Se deben realizar actividades de desarrollo de la fuerza (entrenamiento de resistencia) por lo menos dos veces a la semana. Efectuar al menos 8 a 10 ejercicios de desarrollo de la fuerza que usen los principales grupos musculares de las piernas, el tronco, los brazos y los hombros en cada sesión, con uno o dos ciclos de 8 a 10 repeticiones de cada ejercicio.

Las anteriores recomendaciones tienen algunas excepciones, vale mencionar, para no ganar peso se necesita más actividad física que  mencionan algunas recomendaciones de salud pública: de 45 a 60 minutos de actividad moderada al día. Para lograr una gestión del peso después de una reducción se necesita de 60 a 90 minutos de actividad moderada o bien, 35 minutos de actividad vigorosa al día. Los jóvenes necesitan por lo menos 60 minutos al día.
Lo relevante es que la actividad física regular no sólo evita las enfermedades sino que nos hace más saludables. Un nivel elevado de actividad física reduce el riesgo de algunos cánceres. La salud puede ser entendida como la energía que necesitamos para sobrevivir, desempeñarnos y triunfar en la vida, no sólo física, sino además mental y socialmente. Entre mejor sea nuestra salud, mejor funcionará nuestro cuerpo y más capaz será de prevenir enfermedades. El ejercicio también puede ser benéfico para personas que ya están enfermas.
Por lo anterior, vale aclarar, que una mayor actividad física no necesariamente lo cura todo. Existen también factores genéticos a considerar, además de los factores ligados a los hábitos de vida y de los factores psicosociales.
El riesgo máximo de enfermar depende de una combinación de diferentes factores. Sin embargo, la actividad física, los hábitos saludables de vida y los factores psicosociales son influenciables y esto representa una oportunidad para mejorar la salud y la productividad de todas tus actividades.

Combinación de factores que ponen en riesgo nuestra salud.

La actividad física crea efectos benéficos sobre la salud de las personas y puede contribuir a reducir los riesgos de salud relacionados con los hábitos alimenticios, el cigarrillo, el consumo de alcohol y drogas, el estrés e incluso la violencia, si se le combina con otras medidas de promoción de la salud. Por esta razón la actividad física debe ser uno de los componentes de las medidas de promoción de la salud en el lugar de trabajo. Algunas de sus interrelaciones se examinan a continuación.

La nutrición y la actividad física

Tanto la dieta como la actividad física son importantes para muchas funciones del cuerpo, y para el procesamiento de los carbohidratos y las grasas. El riesgo de enfermedades crónicas se ve influido por lo que las personas comen y por la cantidad y calidad de la actividad física que hacen.
Para que los músculos se desarrollen y tengan fuerza, necesitan tanto actividad física como suficiente proteína; solo ejercicio, o una dieta alta en proteínas por sí misma, no bastan. Lo mismo aplica a la masa ósea y la fuerza: se requiere calcio y vitamina D en la dieta, y es la actividad física la que facilita su incorporación al tejido óseo.
Los carbohidratos y las grasas son procesados por el cuerpo con especial efectividad durante la actividad física. Sin actividad muscular, los carbohidratos y la grasa se almacenan en el cuerpo, lo cual hace que la persona gane peso. Al aumentar el peso también aumenta el riesgo de enfermedades graves, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
La actividad física también ayuda a regular el apetito; influye en que la persona coma lo necesario, en vez de hacerlo en exceso. La actividad física regular puede hacernos conscientes sobre la dieta; quien ha hecho el esfuerzo de estar físicamente activo, es probable que no quiera destruir los efectos positivos con una dieta poco saludable, y viceversa.

El cigarrillo y la actividad física

La percepción general es que el fumar y la actividad física son excluyentes entre sí. Pero esta lógica también se observa en la realidad; las personas físicamente activas tienden a fumar menos que las personas inactivas. La explicación de este hecho se basa en la participación de muchos factores; las personas físicamente activas normalmente tienen más consciencia de la salud, y constatan claramente los efectos nocivos en su desempeño físico. Estas personas tienden a relacionarse con otras que son igual de activas y que también podrían oponerse al cigarrillo. Muchas personas descubren que disfrutan de la actividad física y que esta alivia el estrés, de modo que tienen menos necesidad y tentación de fumar. Cuando están dirigidos a personas jóvenes, el deporte y el ejercicio son especialmente importantes como estrategias preventivas, permitiendo el desarrollo y consolidación de hábitos y estilos de vida saludables a lo largo de la vida.
Algunos de los factores mencionados anteriormente también son útiles para apoyar a las personas que desean dejar de fumar. La actividad física regular puede también ayudar a contrarrestar el temido aumento de peso, a veces asociado con el dejar de fumar.

El alcohol, las drogas y la actividad física

Mucho de lo que se dijo anteriormente sobre el cigarrillo también aplica al uso del alcohol y las drogas. En general, la actividad física regular contribuye a prevenir el inicio del uso del alcohol y las drogas, y puede ayudar a prevenir el uso excesivo del alcohol en el futuro. Sin embargo, en algunos deportes, beber, y hasta beber intensamente, es considerado como parte integrante de la cultura deportiva. Los líderes y entrenadores de los equipos deportivos pueden actuar responsablemente trabajando contra esta práctica sin destruir el atractivo de la actividad.

El estrés y la actividad física

La actividad física es una manera efectiva de combatir el estrés. Aliviar el estrés y la frustración de manera saludable, aunque sea sólo por periodos cortos, puede ayudar en gran medida a evitar actividades poco saludables como fumar, comer en exceso, beber alcohol, usar drogas o comportarse de manera violenta. A la larga, el elegir la actividad física en lugar de otras opciones para el alivio del estrés puede tener grandes consecuencias positivas.

La violencia y la actividad física

La violencia en el trabajo está relacionada con el estrés y la frustración, por lo cual la actividad física puede tener un efecto positivo. Las personas estresadas pueden volverse violentas, pero podrían aliviar el estrés practicando actividades físicas saludables. Por ejemplo, el boxeo puede ser un canal aceptable para descargar comportamientos antisociales y violentos.
Particularmente los jóvenes podrían hacer uso eficaz de este tipo de actividad física para orientarse hacia una actitud social saludable.




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